El aprovisionamiento en la industria alimentaria

El aprovisionamiento en la industria alimentaria tiene como fin la adquisición de las materias primas y auxiliares necesarias para la elaboración de productos con la mayor calidad y el menor coste posible. Llevar a cabo una buena política de aprovisionamiento es esencial para disponer de los materiales cuando se necesitan y, de esta forma, tener el menor stock inmovilizado posible para no generar costes excesivos e innecesarios.

En el sector agroalimentario es muy importante realizar un buen aprovisionamiento. Esto incluye tres aspectos básicos: las compras, el almacenamiento y la gestión de stocks.

Compras: es la adquisición de productos y materiales en sí misma. Para llevarla a cabo es preciso estudiar el mercado, pedir presupuestos, seleccionar proveedores, realizar pedidos, hacer seguimiento y, en caso de ser necesario, realizar reclamaciones, devoluciones o anulaciones.

Almacenamiento: esta fase engloba la recepción de mercancías y su colocación en el almacén en las mejores condiciones para evitar que se deterioren con el paso del tiempo o por su manipulación. También incluye la gestión de las entradas y las salidas de los productos del almacén para conocer el estado de aprovisionamiento.

⇒ Gestión de stock: saber lo que se tiene y lo que se necesita. Es imprescindible determinar cuál es la cantidad precisa para crear y renovar el stock, así como determinar la periodicidad con las que realizar cada nuevo pedido.

Beneficios de un correcto aprovisionamiento en la industria alimentaria

Controlar el aprovisionamiento en la industria alimentaria ofrece una gran cantidad de beneficios a las empresas: desde reducir los costes de almacenamiento hasta minimizar las pérdidas por daños y obsolescencia. Pero hay muchos más, como tener un stock suficiente para que el proceso de producción no carezca de materias primas y poder hacer predicciones sobre el inventario.

Aspectos a tener en cuenta en el aprovisionamiento

En la gestión del aprovisionamiento hay que tener en cuenta varios aspectos para que este cumpla los objetivos de la empresa. Dos de las cuestiones más importantes son: el plazo de aprovisionamiento y el plazo de seguridad.

 Plazo de aprovisionamiento: es el tiempo que transcurre desde que se detecta una necesidad hasta que se dispone del producto. Aquí entra en juego la actividad del cliente y la actividad del proveedor. La actividad del cliente hace referencia al tiempo que implica la detección interna de su necesidad, la elección del proveedor, la determinación de cantidades, la tramitación del pedido, la recepción del producto y todas las gestiones que se necesitan llevar a cabo antes de poder utilizarlo. En cuanto al proveedor, para el plazo de aprovisionamiento hay que tener en cuenta el tiempo que transcurre desde la recepción del pedido hasta la expedición del mismo, lo que también engloba la elaboración del producto y la preparación y envío del mismo.

Plazo de seguridad: es el tiempo que se añade al plazo de aprovisionamiento para afrontar el riesgo de que el plazo de aprovisionamiento sea superado por imprevistos. Su objetivo, por tanto, es aumentar la fiabilidad o la seguridad de la entrega.

Cómo determinar la cantidad y el momento para realizar el aprovisionamiento

Determinar un stock de seguridad correcto es una de las claves para llevar a cabo un buen aprovisionamiento en la industria alimentaria. Sin embargo, es muy complicado saber qué pedidos de cada producto realizará cada cliente en cada momento. En cambio, sí es posible hacer una previsión de la demanda teniendo en cuenta la variabilidad. Así, el stock de seguridad garantizará un nivel de servicio acorde a la actividad de la empresa. Una vez determinada la cantidad, hay que prestar atención al momento en el que realizar el aprovisionamiento. Existen dos métodos muy útiles para tomar esta decisión: el punto de pedido y la planificación de necesidades.

 Punto de pedido: consiste en iniciar el aprovisionamiento cuando el nivel de stock, que va descendiendo como consecuencia de la demanda, llega a un determinado nivel. Hay varias formas de hacerlo. Una de ellas (y la más recomendable para la industria alimentaria) es teniendo en cuenta el stock de seguridad para que la entrada de aprovisionamiento llegue antes de alcanzarlo.

Planificación de necesidades: consiste en estimar la demanda de cada una de las fases del proceso de elaboración. La estimación se hace en cantidad y en tiempo. Así, se va retrocediendo en sentido inverso en los procesos para detectar las necesidades en las fases anteriores que deben quedar satisfechas antes de seguir avanzando en la cadena hacia el mercado final.